Como vivir en Campamento

- ¿Dónde vives?
- “En ningún lado…”; “En el medio de la nada…”; “Kilómetro 179 de la Panamericana…”; etc.

Esas han sido algunas de las respuestas que he dado a esa pregunta en los últimos dos años y medio de mi vida, para ser precisos, la respuesta sería que vivo en un campamento de construcción, vivo donde trabajo, por así decirlo, no es tan malo como suena, déjenme explicarles un poco como es el lugar:

El sitio es cómodo, tiene áreas de deporte, de entretenimiento, cuartos con Internet y cable, además queda en la costa a 30 minutos de dos ciudades pequeñas, y a 2 horas de Lima, una ciudad con todo lo que uno puede querer, si, Casinos, es decir que tan aislados no estamos, de lunes a sábado estamos dificultados de salir a estos sitios, debido a movilidad, permisos y otros asuntos, pero los fines de semana muchos pueden ir a sus casas.

Hay personas de todas las partes del mundo por acá, estadounidenses, caribeños de Trinidad y Tobago, Republica Dominicana, Jamaica, etc. sudamericanos como argentinos, chilenos, venezolanos y brasileños. Europeos, mayormente británicos pero también hay franceses, irlandeses, escoceses, españoles, italianos y demás, dentro de los asiáticos hay filipinos, tailandeses e hindúes, Australianos y Neozelandeses y hasta africanos, nigerianos en su mayoría, pero todos con algo en común, el mismo encierro en este centro de trabajo, nadie puede ver a sus familias regularmente, nadie esta en su casa, en su hogar, y todos tratan de sobrellevarlo de diferentes modos.

He visto muchos de esos modos, y los he usado yo también, así que quiero contarles de las cosas que una persona puede hacer para sobrellevar el vivir en un encierro, algunas serán buenas, otras definitivamente no tanto, eso ya queda al gusto del lector:

- Buscar pareja, legal o ilegalmente, indiferentemente para hombres y mujeres, debo admitir que yo no he caído en la necesidad de esta actividad, pero he visto como solteros, casados, comprometidos de todas las nacionalidades han hecho de las suyas acá, desde gerentes a simples obreros de campo, pasando por mucha gente de oficina, algunas parejas que se forman se vuelven formales, e inclusive han seguido terminado su tiempo en el campamento, y otras que son mas casuales, variables semana a semana, estas son las que abundan y alimentan los chismes del día a día, verdad, esa podría ser otra actividad, el chisme diario.

- Buscar esposo, esta actividad queda mayormente para las mujeres, algunas con muy alta efectividad por cierto, consiguiendo esposos foráneos en pocos meses, toda una habilidad no vista en todas obviamente, en esta creo que son los años de experiencia los que ayudan a dominarla, como una vieja amiga solía bromear sobre cuando le preguntaban cual era el trabajo ideal “esposa de ex-pat”.

- Practicar deportes, en esta me resguarde yo, recordando los viejos tiempos, empezando por la clásica pichanga de fulbito con los amigos que uno forma, hasta retomar los tiempos en que jugaba tenis y basket, tuve suerte de encontrar amigos con quien practicar el primero, no es un deporte muy popular, y en el segundo inclusive estuve en un torneo con toda la gente extranjera del lugar, quien iba a imaginar que en las Filipinas el basket es como el deporte nacional, todo quedo en un uniforme rosado para la anécdota y un penúltimo puesto del que no se puede alardear mucho.

- Ir al gimnasio, clásico en algunas personas, que le dedican religiosamente hasta 2 horas diarias, algo que yo nunca podré soportar, suelo ir cada dos días para hacer mi simple rutina de no-aburrimiento de media hora, espero que con eso me baste para este verano.

- Cocinar, he visto grupos de Filipinos y Tailandeses que se dedican a cocinar en las noches, me han invitado a cenar con ellos algunas veces, cenas al aire libre, muy buenas por cierto, los Hindúes también se dedican a hacerlo de vez en cuando, y hasta los venezolanos he visto teniendo reuniones en que preparan platos tradicionales en épocas de verano que el clima permite estar en el descampado.

- Comer, un gran placer que conlleva un gran problema si se exagera, en campamento no lo he disfrutado tanto como en los días que puedo salir de ahí, esos fines de semana fuera del campamento son siempre bien aprovechados para satisfacer mi hambre, y para abastecerse de cosas “básicas” para el día a día.

- Leer; he visto algunas personas que guardan cerros de libros en sus cuartos, hasta algunos con costumbres un poco mas inusuales, comics, caricaturas o animes, sigue siendo lectura, pero menos convencional, que llega a convertirse en un vicio también, me quedo con el bueno de “Calvin & Hobbes” para horas de oficina.

- Ver películas, con un grupo de amigos limeños en un tiempo nos reuníamos un día a la semana a ver películas en un centro común del campamento, sobre todo películas sangrientas y de terror, esa fue la tónica de ese grupo mayormente, todo quedo deshecho con la llegada de televisores a los cuartos individuales.

- Chatear, vicio de la computadora, he sido acusado del mismo varias veces, me ha quitado horas de sueño debo admitirlo, pero he visto casos mas serios, como personas que lo único que hacen por las noches es ir a sus cuartos y conectarse a un mundo virtual donde al menos no están encerrados, lo admito, soy parte de ese mundo también, ¿pero que me queda? Es un vínculo con el mundo exterior que nadie puede criticar.

- Gastar dinero, una cosa no hecha tanto dentro del campamento, mas bien en las pocas horas que se tienen fuera de el, para aprovechar el dinero ganado y poder llevarse entretenimiento al lugar de encierro, se puede gastar en tecnología o simplemente en entretenimiento, cada quien tiene su estilo.

- Dormir, no hay mucho mas que decir al respecto, simplemente hay gente que no hace mas que eso, es increíble la verdad, viendo eso a veces creo que mi trabajo no es tan fuerte como pensaba.

- Hablar por teléfono, sea local o larga distancia, hay gente que no puede desprenderse del celular, yo también tengo mis horas ahí metido, esta bien usar el Chat todos los días, pero como alguna persona algun día me dijo, nada reemplazara una buena conversación hablada, y bueno, mientras se pueda usar el teléfono de la oficina, hay que aprovecharlo también.

- Y… jugar poker!, bueno, si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña, desde que llegue acá quise instalar un juego de poker, me costo como 6 meses convencer a mis amigos de lo entretenido que podía ser, a unos les gusto, otros lo dejaron, llegaron más amigos, llego gente interesada solo en jugar, ahora veo la mesa de los miércoles y es completamente diferente a la que empezó, pero no se deja de jugar todas las semanas, he visto gente convertirse viciosa del juego, y acá también hemos tenido muchas nacionalidades en juego, americanos, hindúes, filipinos, tailandeses, un francés que ganó algunas veces, y bueno, ahora que estoy por irme de acá, no se como harán, porque mi maletín de fichas, definitivamente no lo pienso donar.

Y bueno, esas son algunas de las cosas que la gente hace para pasar el rato en un campamento de construcción, en un mundo aparte del que muchos tienen en sus casas, pero si puedo añadir una actividad muy importante, que se puede hacer y se hace a la par con casi todas ellas, una buena conversación, el conocer nuevas personas y sus costumbres, aprender cosas nuevas de ellas, sean compatriotas de uno, y más aun si es que no lo son, ahora puedo decir que tengo amigos de todas partes del mundo sin haberlo recorrido, algunos ya se fueron, otros regresaron, otras amistades crecieron durante su tiempo acá, espero poder visitar a algunos de ellos ahora que mi tiempo acá termina, espero que sea bienvenido por sus hogares, así como invito a todos mis nuevos amigos a visitarme a donde vaya, ahora vuelvo a mi casa después de dos años y medio, con la sensación de que soy una persona más completa ahora, he vivido muchas cosas acá, he perdido algunas cosas en este tiempo también, algunas que talvez nunca recobraré, es parte de la vida, pero también he ganado mucho, así es todo ¿verdad?, como en el juego, no se ganan todas las manos a las que uno entra, pero se aprende de todas ellas, y eso es lo que lo hace valer la pena, y seguir jugando, digo, viviendo.